martes, 7 de febrero de 2012

Piedra, papel o tijera.

"Lo nuestro fue un juego siempre, pero no para mí. Para él, en cambio, era sólo una etapa. Para mí no existe descripción alguna que pueda definir lo que viví, empezando porque fue una de las mejores aventuras que he tenido, cuando todo esto inicio yo tenía tan sólo 12 años, indefensa en la vida no sabía cómo actuar, pero lo hice y lo logré, apareció él en mi vida, para llenarla de alegría y palabras lindas, al principio fue un sueño cumplido, mucho después, no era lo suficiente. Me alejé de algo que quería, erré dos veces seguidas, me disculpé, cambié, de hecho, toda mi vida cambió, cuando hice todo lo posiblemente perfecto para hacerlo sonreír ya era tarde, él vivía de burlas, creyendo que mi lengua posaría sobre sus pies, creyendo que no lograría ver a alguien más porque mis ojos recaían en él y en todo el amor que yo le ofrecía, y estaba en lo correcto. Su sonrisa era una imagen plasmada en mi memoria día y noche, pero él sólo causaba ilusiones, como todos los sueños que terminan por no cumplirse, como todas esas personas que prometen regresar, el error fue mío siempre, por no querer aceptar el rechazo obvio que en sus ojos yacían, por no irme en vez de pedirle que fuera sincero, olvidé que él jamás ha sido sincero, el intentar sacarle una verdad de la boca solo fue una pérdida de tiempo. Logré salir, lo cual no servirá de nada, porque este amor no nació de palabras ni de besos, nació de mi cuerpo, se fue formando poco a poco mientras yo deseaba tan sólo cariño, el cual obviamente, tampoco recibí. Pero el hecho de querer obtener esas caricias era lo que me mantenía cayendo en sus brazos cada vez que él los abría hacia mí. Y yo soñaba, envuelta en mentiras que me llenaban como halagos, mi cuerpo me exigía amor, mi cuerpo estaba enamorado de él, cada centímetro de mi piel se alteraba cuando él aparecía, llegué a pensar tantas veces que eran problemas hormonales, pero no, era él, que con frases me alegraba mis días, a pesar de que no fueran reales, a pesar de que yo estaba enamorada de un ser que no existía, porque él siempre me mintió, siempre quiso ser superior a los demás, yo sé que yo lo calmaba, lo veía en su estado de ánimo cada vez que yo lo hacía sonreír, pero él jamás actuó, y ya era hora de que yo decidiera si debería seguir jugando como una niña enamorada del cielo y las nubes, o era hora de darle por fin una oportunidad a alguien que pudiera ofrecerme más.

Lo nuestro fue un juego de piedra papel o tijera, no importa lo fuertes que queríamos ser, todos tenemos una debilidad que nos gana cuando empeoramos, pero que nos enseña a correr riesgos y a saber afrontar las consecuencias..."

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