martes, 11 de septiembre de 2012

Cuando los sentimientos hablan, es hora de correr hacia el vacío donde al final de cuentas, el amor nos empuja.

Beso el otoño como si la primavera me estuviese tocando. De repente, su mirada atravesó mi claridad, una vez más, sus versos se volvieron caricias, y mi corazón se desbordó en mentiras. No podía observarlo sin notar esa gracia tan divina que me detiene el habla. ¿Por qué el cuerpo se ilusiona? ¿Por qué las fantasías fluyen seguidamente cada vez que sus labios rozan mi piel? ¿Acaso el amor nos engaña línea por línea, como si en el párrafo no existiera el punto y final? Una sonrisa apareció en la historia, lo cual fue el comienzo de un mar de besos que arruinó su mejor deseo: olvidar al amor. ¿Pero quién dijo que iba a ser fácil? Cuando los sentimientos hablan es hora de correr hacia el vacío donde al final de cuentas, el amor nos empuja.
Nuevo descubrimiento: definitivamente, la inspiración no proviene de la confusión.